Podemos descarta constituirse como partido y se defiende como un movimiento "de círculos"

Cómo una formación surgida de la “nada” puede llegar a convencer a 1.245.948 votantes sigue siendo una de las principales claves del fenómeno de Podemos. Cuando se debate por dónde debe pasar su futuro organizativo, los miembros de la formación siguen defendiendo que éste no será en ningún caso al modo de un partido político “al uso”. Su líder, Pablo Iglesias, defendía hoy que seguirán siendo fieles a uno de sus principios de base. “No queremos ser un partido político más, hay que construir otro tipo de organización”, decía en rueda de prensa, “pero eso requiere un debate amplio”. El debate será en otoño, sin fecha concreta, y en él se expondrán las propuestas de un grupo de trabajo formado por 25 personas, que saldrá de una votación los próximos 12 y 13 de junio, bajo la fórmula de primarias abiertas.

Iglesias ha ejemplificado de forma gráfica- “Toca el protagonismo ciudadano. Las plazas están hablando y estaremos en las plazas”- ese rechazo a las viejas estructuras de la “casta” que han colocado en el centro de sus críticas y con el que han convencido también a los votantes desencantados con el sistema. Seguirán apostando por el movimiento asambleario, y por la participación a través de los “círculos”, las células organizativas que forman la esencia de Podemos y que recoge el nombre de los grupos encargados de difundir por los barrios las bases de la “revolución bolivariana” de Hugo Chávez.

A día de hoy, se cuentan hasta 200 círculos-unos 12.000 simpatizantes- pero la cifra es siempre provisional, porque estos círculos funcionan como un organismo vivo que germina y se nutre a través de las redes sociales. Y de la misma forma, también se extingue.

El propio Pablo Iglesias explicaba ya en su blog, el pasado mes de febrero, en qué consistían estas “células de protagonismo ciudadano”: “Un círculo Podemos es un punto de una red por la unidad, el cambio y la ruptura democrática. No es un grupo de apoyo de un partido, tiene total autonomía y en él caben gentes de diferentes sensibilidades y procedencias que no tienen que renunciar a sus militancias o preferencia”.

El buscador de Facebook despliega un listado de “Círculos Podemos” que alcanza cualquier punto de la geografía, incluso del extranjero. Los hay en Quito, en Buenos Aires, en Berlín o en Munich. "Todos comparten una cosa, en estos casos, están formados por jóvenes que han tenido que irse fuera", explica Iñigo Errejón, responsable de campañas de Podemos. Los círculos son de los más variopinto. Algunos se organizan de forma territorial, otros sectorial. "Los hay de Sanidad, universitarios... el último que me han comentado se ha formado en la Peugeot de Villaverde. Y hasta los hay de psicoanalistas", dice Errejón, "eso responde también a cuáles son los entornos naturales en los que la gente se agrupa".

Cada día, surgen nuevos grupúsculos- el último se anuncia hoy mismo, en la localidad grancanaria de Telde- que  acumulan “amigos”, el concepto que sustituye a la militancia clásica. De hecho, simpatizar con Podemos es también compatible con militar bajo otras siglas, como se indica expresamente. Para pertenecer a ellos, únicamente se exige un nombre y un correo electrónico, ni siquiera hace falta el D.N.I.

Para constituirse como tales, los círculos sólo requieren  de una autorización del núcleo del movimiento, que se solicita y recibe también a través de Facebook. “Los círculos Podemos se forman realizando una convocatoria abierta a tus contactos o compañeros de vecindario, de centro de estudios o de trabajo. Llamando a tu gente o a otros a sumarse a la Iniciativa Podemos por el cambio político”, explica Iglesias.

Una vez autorizados, se establecen como grupos de trabajo, que diseñan y hacen sus propuestas y celebran asambleas, a las que acuden con frecuencia miembros de la “formación central”, como el propio Iglesias o Juan Carlos Monedero, profesor también de Ciencias Políticas en la Complutense y otra de las cabezas destacadas, para explicar los principios del movimiento.  La asistencia a estas asambleas sorprende a los propios organizadores. No existen sedes físicas ni locales, por lo que las reuniones se organizan en bares o espacios culturales. Desde el éxito electoral, los aforos acostumbran a desbordarse y se convierten en un mosaico social: desde jóvenes activistas participantes en el 15-M, a jubilados de 70 años, parados o amas de casa… que comparten un rasgo en común: la pérdida de confianza en el sistema y en los partidos instaurados.

"No somos políticos profesionales, estamos emocionados y desbordados, también nerviosos por hablar en público; no tenemos asesores que nos escriban los discursos, somos gente normal", explicaba David Salcines miembro del Círculo de Avilés, en una de sus recientes asambleas.
Podemos seguirá optando por las primarias abiertas.

¿Exceso de participación puede conducir a inmovilismo? "Somos conscientes de que la mayor participación puede dar también lugar a escenarios menos ágiles de prever, pero también es hora de asumir riesgos", responde Errejón, "creemos que en España hay suficientes partidos políticos. Esto no es una voluntad antipartido, de hecho nosotros mismos hemos tenido que registrarnos como tal para concurrir a las elecciones. Pero creo que en España hacían falta herramientas para ilusionar a la gente, que no todo iba a ser un juego de aritmética o pactos entre partidos".

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Podemos pretende en esa asamblea constituyente establecer ciertos rasgos propios de partido, "permitirá avanzar para crear estructuras a un movimiento político que vaya teniendo algunos consensos centrales y portavocías, y algunas estructuras que coordinen la toma de decisiones. Eso no está reñido con la participación masiva de todo el mundo", dice Errejón. ¿Qué los diferencia entonces de los tradicionales partidos? "son formaciones que miran mucho a la vida política interna y representan a la gente más activa en la militancia, que es también la que tiene más tiempo. Hacían falta herramientas y dispositivos que representaran a toda la gente que también está convencida de la propuesta".

La formación sigue optando por las primarias abiertas

La fórmula de primarias que se utilizará para elegir a las 25 personas que dirigirán los trabajos de esa asamblea ya fue el modelo seguido por Podemos para elaborar la lista de candidatos a las europeas. Entonces, el mecanismo consistió en que cada círculo pudiese plantear como máximo a tres candidatos. De ahí salió una lista de 150 personas, que fue votada por todos los círculos hasta quedar en 64 con estricta paridad, 32 hombres y 32 mujeres. Cada círculo podía presentar también sus enmiendas, sometidas después a votación.

Ahora, cada círculo podrá presentar su propuesta de grupo de trabajo, que estará formada por 25 personas. Los simpatizantes de Podemos votarán después a través de una página web por la lista cerrada que más les convence y el grupo que reciba más votos liderará la asamblea constituyente de la organización prevista para después del verano. 

De coordinar esa votación se encargará la misma empresa que lo hizo con las europeas, Agora Voting. Un proyecto de software libre de voto por Internet, que pone a disposición de quien lo solicite las herramientas necesarias para un proceso de votación libre a través de la Red, y también mecanismos para evitar boicots e irregularidades.

Pablo Iglesias y otros miembros de Podemos se pusieron en contacto con ellos para plantearles su intención de hacer unas primarias abiertas para presentar una lista a las europeas. “La gente se registraba y ponía su número de teléfono. Y después le llegaba un código”, explica David Ruescas, uno de sus responsables.

Ese código daba acceso a un formulario, en el que se debía registrar el D.N.I. junto con una dirección de correo electrónico y que autorizaba la participación  en la votación, que se desarrolló durante una semana, y de la que salió la lista de 64 candidatos a las europeas.

“El resultado fue un récord para esta modalidad de participación. Se registraron 33.000 votos. El Partido Europeo, por ejemplo, hizo unas primarias exactamente iguales y obtuvo un resultado similar, pero para toda Europa”, afirma Ruescas, “Si me hubiesen dicho hace un año si era previsible que en una votación de primarias abiertas habría esta participación y que ese partido llegaría a tener una representación como la que ha tenido Podemos diría que es imposible”.

El sistema de votación de primarias a través de Internet que plantea Podemos presenta, sin embargo, un importante hándicap: el propio mecanismo lo limita a personas formadas en tecnologías, generalmente jóvenes, ¿qué pasa con el resto del electorado? “Es lo que llamamos brecha digital”, reconoce Ruescas, “es un problema del que somos conscientes y al que podemos dar dos respuestas: con el tiempo, cada vez más gente se formará en estas cuestiones. La otra respuesta es que el voto por Internet sea compatible con el voto presencial. Habilitar algunos puntos para que la gente sin habilidades tecnológicas pueda votar de forma tradicional”

Las diferencias entre IU y Podemos, más de estrategia que de programa

La posible alianza electoral entre Podemos e IU es una de las cuestiones clave en el futuro de ambas formaciones. Desde la primera, defienden que están dispuestos a dialogar con cualquiera que adopte también sus propuestas, “incluso con el PSOE si aceptan la más urgente, la reforma fiscal”, aseguraba el propio Pablo Iglesias a este periódico.

También desde IU tienden la mano. Entre ellos, su diputado, Alberto Garzón, quien ve necesario un pacto entre formaciones de izquierda al estilo de una “Syriza española”.  

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Integrantes de ambas reconocen conversaciones “informales”-muchos pertenecen a los mismos círculos de activismo o de amistad-pero ningún acuerdo cerrado. De hecho, hoy mismo se producía el desencuentro a propósito del referéndum sobre la Monarquía planteado por IU. “Ningún partido debe colocarse por delante”, decía hoy Iglesias, en referencia clara a la propuesta de IU, “tiene que ser de los ciudadanos”. La formación ha declinado asistir a la reunión organizada hoy por IU para coordinar la campaña a favor del referéndum, excusando que la convocatoria ha sido “informal”, a través de Twitter.

A Podemos y a IU los une un programa idéntico. Propuestas como una renta básica para todos los ciudadanos o la jubilación a los 60 años, la nacionalización de sectores estratégicos o el establecimiento de un salario máximo, que en boca de Iglesias han alcanzado una importante dimensión, llevan tiempo formando parte de las bases programáticas de la formación de Cayo Lara. Quizás el punto más divergente, sea la postura sobre el derecho a decidir de Catalunya, un tema de sensibilidad interna en IU y ante el que Lara se ha mostrado reticente. Iglesias lo defiende de forma abierta.

Por eso, el éxito de Podemos debe interpretarse más bien en una cuestión de “imagen” y  en la dicotomía misma entre movimiento y partido. Mientras  la formación de Pablo Iglesias se desprende de los procedimientos de participación que tradicionalmente se asocian a los partidos del sistema y opta por una fórmula de primarias abiertas, el coordinador general de IU, Cayo Lara, se ha mostrado en repetidas ocasiones contrario a esta fórmula participativa, reclamada también desde algunos sectores internos.  “Son un invento norteamericano”, llegó a decir el dirigente en enero, a preguntas de los periodistas. Y de hecho, se negó a establecer este mecanismo en la elección del candidato a las europeas.  Las primarias abiertas no están tampoco contempladas en los últimos estatutos del partido, aprobados en la X Asamblea, en diciembre de 2012.

El éxito de la estrategia en Podemos y las peticiones de una mayor democratización interna han llevado en cambio a que el partido se replantee recurrir a esta fórmula. Lo hará, casi a modo de ensayo, y por primera vez en la historia del partido, en la elección del próximo candidato de IU a la Junta de Andalucía. Las asambleas locales de IU propondrán a las personas que consideren y se abrirá después  un proceso de captación de avales. Cada candidato debe contar con el apoyo de al menos el 5% de los militantes, y será votado después también por los simpatizantes, inscritos de forma gratuita en un registro que estará abierto hasta el 21 de junio.


Otro de los puntos de divergencia radica en la financiación. La campaña de Podemos se sufragó con 100.000 euros obtenidos del crowdfounding, las aportaciones de simpatizantes. En IU se gastaron casi cuatro millones de euros. El partido recibe este año 2.364.806,35 euros, dentro de las subvenciones aprobadas por el Gobierno. El Tribunal de Cuentas reveló, en su informe publicado en diciembre del año pasado, que la formación tenía varios ingresos de donaciones sin identificar.


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